Las setas y las trufas de la variedad "mágica" comparten muchas similitudes, la más importante quizás, lo que las hace mágicas. Sin embargo, también son muy diferentes en muchos aspectos, no sólo en cuanto a su aspecto y hábitat, sino también en cuanto a la ley. Los psicodélicos están acaparando mucha atención últimamente, sobre todo en el mundo de la neurociencia, y todos los rincones de la sociedad están recurriendo a estas poderosas sustancias en beneficio de la mente, el cuerpo y el alma.

¿Qué son las setas mágicas?

Más conocidas que las trufas, las setas mágicas se refieren a cualquier especie de hongo que contenga psilocibina. Este profármaco se convierte en una droga activa (psilocina) una vez que se metaboliza dentro del cuerpo, desencadenando numerosas respuestas dentro del cerebro. Estos desencadenantes pueden tener un profundo impacto, iniciando los típicos efectos psicoactivos asociados a los alucinógenos, es decir, cambios en el pensamiento y la percepción.

Aunque las setas de psilocibina inducen potentes efectos cuando se consumen en grandes cantidades, incluso cantidades mínimas o microdosis pueden alterar el cerebro. Los partidarios de este nuevo movimiento popular, conocido como microdosing, afirman que la práctica produce beneficios terapéuticos sin ningún efecto secundario, que incluyen un aumento de la productividad, la energía y la creatividad, además de una mejora del estado de ánimo, y sentimientos de positividad. El mundo de la ciencia también se ha subido al carro, con innumerables estudios de prestigiosos centros de investigación que indican el potencial de los psicodélicos, no sólo como potenciadores cognitivos, sino también como una prometedora alternativa a los actuales tratamientos de salud mental.

No cabe duda de que todo el mundo puede evocar la imagen de una seta, aunque las trufas mágicas sean un poco más difíciles de imaginar. ¿Qué son exactamente y en qué se diferencian de su hermano el champiñón? Echemos un vistazo.

¿Qué son las trufas mágicas?

Aunque los dos términos son a menudo intercambiables, la primera diferencia entre las setas y las trufas es dónde viven y cómo crecen. Y la primera similitud entre ambos es que los dos forman parte del mismo organismo. Así es, la seta se define como el fruto que se encuentra sobre la tierra, mientras que la trufa es la parte secretada que vive bajo la superficie.

También conocidas como esclerocios, las trufas mágicas no son técnicamente trufas "reales" en absoluto. De hecho, son una masa compacta de micelio; una red subterránea de fibras que actúan como reserva de alimentos almacenados para las duras condiciones. A diferencia del hongo que crece y libera esporas sobre la tierra, los esclerocios permanecen bajo tierra durante todo su ciclo vital.

 

"Tanto las setas como las trufas contienen el mismo ingrediente psicoactivo que les da su "magia": la psilocibina"

 

¿Cuáles son las diferencias?

Hasta ahora, hemos descubierto que las setas mágicas y las trufas forman parte del mismo ser, aunque cada una de ellas habita en entornos distintos. Aparte de sus actividades cotidianas, ambas difieren también en su aspecto. Las setas de psilocibina se reconocen al instante por su textura suave, su coloración blanca y su sombrero familiar. Las trufas, en cambio, son mucho más oscuras, de textura más áspera y compacta. Su menor contenido de humedad crea esa dureza, lo que las hace más difíciles de masticar que la suavidad pegajosa de las setas frescas.   

¿Cuáles son las similitudes?

Tanto las setas como las trufas contienen el mismo ingrediente psicoactivo que les confiere su "magia": la psilocibina. De hecho, las trufas tienen el mismo potencial para provocar experiencias psicodélicas intensas que su otra mitad. Muchos consideran que las setas son más potentes que las trufas, que ofrecen una alternativa más suave. Sin embargo, la misma psilocibina existe en ambas opciones, y el impacto está determinado únicamente por la cepa particular o, por supuesto, la cantidad consumida.

Esta suposición de que las setas mágicas son más fuertes puede deberse al hecho de que son mucho menos predecibles. Como las setas crecen a ritmos diferentes, su contenido de psilocibina puede variar de una a otra, y su mayor volumen de agua también contribuye a su inconsistencia. Las trufas, por el contrario, son mucho más estables en este sentido, proporcionando una consistencia y una dosificación más predecible.    

Otra similitud radica en el almacenamiento. Si se secan, tanto las trufas como las setas pueden guardarse con seguridad durante meses, incluso años. Cuando están frescas, las trufas tienen ventaja, ya que pueden conservarse al vacío hasta tres meses, frente a los pocos días de las setas.

¿Son legales tanto las setas como las trufas mágicas?

Podría decirse que es la pregunta más importante hasta ahora. Naturalmente, la respuesta depende del lugar, ya que las leyes relativas a los psicodélicos difieren drásticamente de un país a otro. Y también están cambiando todo el tiempo. A finales de 2020, Oregón se convirtió en el primer estado de EE.UU. en despenalizar las setas de psilocibina, uniéndose a países como Jamaica, Brasil y las Bahamas.

En los Países Bajos, la ley distingue entre setas mágicas y trufas mágicas. En 2008, se revocó el estatus legal de las primeras, aunque las segundas quedaron intactas, lo que significa que la venta y el uso de trufas mágicas sigue vivo dentro de las fronteras del país y en línea.

¿Cuál es mejor?

Como tanto las setas como las trufas comparten el mismo ingrediente mágico, cada una de ellas ofrece el potencial de desencadenar los beneficios de microdosing o instigar un poderoso viaje de iluminación psicodélica.