Así que ha reservado un día, ha pedido sus trufas y está listo para enfrentarse a la magia y el misterio de un viaje psicodélico. Pero, ¿por dónde empezar exactamente? Acertar con la ubicación puede marcar la diferencia entre una experiencia normal y una inolvidable. Tanto si es la primera vez que prueba las trufas como si se considera un experto, las siguientes opciones ofrecen una serie de escenarios para elevar su viaje a alturas estratosféricas.
1. Inicio
Mientras que la naturaleza reina como telón de fondo de los psicodélicos, los que necesitan comodidad y seguridad harían bien en quedarse en casa. Esto es especialmente cierto para los principiantes, ya que encontrarse con extraños o simplemente estar en el mundo real cuando se tiene un subidón alucinógeno puede ser un reto y, en algunos casos, incluso peligroso. Optar por un viaje a puerta cerrada te da la mayor privacidad y control posibles. Puedes organizar tu entorno como mejor te parezca, quizás con cómodos cojines, acompañamiento musical, cuadernos, etc., y tener comida y bebida a mano para después de la experiencia. Lo más importante es que quedarse en casa elimina la posibilidad de interacciones sociales, a menos que, por supuesto, estés planeando una sesión de chill-out con amigos. En ese caso, mantén un grupo reducido y limitado a las personas que quieres y en las que confías.
2. Parque o jardín botánico
Si vives en la ciudad, lejos de las escapadas escénicas remotas, pero te apetece disfrutar de la naturaleza, un parque local o un jardín botánico podrían ser la solución perfecta. La conexión con el mundo vivo sigue siendo un efecto común de los alucinógenos y rodearse de la belleza natural puede ayudar a abrir ese portal y explorar las posibilidades. Pero un parque o jardín urbano tiene sus inconvenientes, sobre todo la gente. Intenta evitar los lugares populares, especialmente en los meses más cálidos, y preferiblemente llévate a un amigo sobrio para que te guíe a casa.
3. Bosque
Seguro que has oído las historias de los que devoran trufas mágicas y se pasan las horas siguientes hablando con los árboles. Aunque la distinción entre realidad y alucinación es discutible, los psicodélicos tienden a reforzar el vínculo entre el ser humano y la naturaleza. Un bosque es el escenario ideal para alimentar este vínculo. Los árboles centenarios, la luz solar filtrada, la tierra fresca y el ambiente general de paz y tranquilidad se unen para crear una utopía trufada. Una vez más, una niñera de viaje puede ser una buena idea para las subidas al bosque, ya que deambular sin rumbo por el bosque podría llevarte lejos del campamento, perdido y solo, lo cual, como te dirá cualquier película de terror, no es la mejor situación para encontrarte.
4. Festival al aire libre
Los psiconautas a menudo se entusiasman con los festivales de música. El vínculo con la naturaleza, el ambiente relajado, la posibilidad de entrar y salir según el estado de ánimo. Y, por supuesto, la música. Los psicodélicos, en su esencia, forjan conexiones, y la música a menudo adquiere un mayor significado, evocando poderosas emociones. Unirse a una masa de individuos con ideas afines mientras la música se eleva puede crear una euforia sin igual. La tentación abunda en los festivales, así que evite mezclar sustancias o excederse. Lo bueno de un entorno al aire libre es que puedes modificar fácilmente tu entorno y dirigirte a un lugar más tranquilo si necesitas un poco de espacio para respirar.
5. Playa
Una playa vacía y aislada con una brisa fresca, el suave batir de las olas y un cielo azul brillante en lo alto suena a perfección cualquier día de la semana. Si se añade una dosis de trufas a la mezcla, la perfección se convierte en pura felicidad. Si se dan las condiciones adecuadas y se cuenta con la compañía de amigos o seres queridos de confianza, la playa ofrece el telón de fondo psicodélico definitivo. Una vez que las trufas hagan efecto, tu entorno se convertirá en un tesoro de fascinación, los granos de arena bajo tus pies, el agua en tu piel, el agradable coro de las olas. Y si estás en la costa oeste, la puesta de sol te proporcionará un espectáculo visual de proporciones épicas.
6. Campo o pradera
Imagina que te relajas en una manta de picnic con la hierba alta balanceándose a tus lados mientras las nubes se deslizan perezosamente por tu visión. Una extensión tranquila de la naturaleza en un cálido día de verano es el refugio ideal para un viaje seguro, tranquilo y trascendente. De hecho, cualquier lugar en el campo o en una zona de belleza natural: a orillas de un lago, en la cima de una colina, en las dunas o en la orilla de un río, seguro que funciona igual de bien para fomentar una experiencia única en la vida.
7. Noche
Para los principiantes, probablemente sea mejor disfrutar de los psicodélicos en el interior o en el exterior, con la comodidad de la luz del día. Sin embargo, para tener una visión totalmente diferente de la vida, del mundo que te rodea e incluso del universo en su conjunto, colocarse al aire libre en la oscuridad de la noche puede ser un cambio total. Una noche de acampada bajo las estrellas, solo o en compañía, puede abrir nuevas perspectivas y conducir a nuevos descubrimientos de la mente y el alma.
Un viaje memorable en busca de trufas comienza, ante todo, con un buen espacio mental. Así que, independientemente del lugar que te apetezca, asegúrate de que te sientes seguro y cómodo antes de salir (o quedarte) y embarcarte en tu búsqueda de la felicidad psicodélica.
Créditos de la imagen : Mariano Peccinetti.